lunes, 19 de agosto de 2013

Antología musical de la poesía de Vicente Gerbasi (en el Centenario de su nacimiento)




"En todo vaga una ondulación
de luz y color,
de música y murmullo;
es el mundo que ya adivina
el eco de tu ser."
("Aurora", de Vigilia del náufrago (1937))



"Ahí te acogían, y ahí estaba tu noche.
Tu venías, venías con tu vida y tus recuerdos,
con tu voz y tus pequeños papeles amarillos,
con tu alegría y tus angustias,
pero nadie sabía de dónde venías.
Sonaban las guitarras en la sombra de tu corazón,
y había aguardiente en conchas de fuertes frutas,
el aguardiente que incendia las venas
con forma de relámpago sobre un turbio galopar de caballos.
Y el joropo en el arpa te agitaba una nueva melodía,
y había una nueva tristeza para ti, y una nueva alegría.
Aquella gente era tu gente.
Un día te ibas con ella en el fragor de una guerra civil."
(XVII de Mi padre el inmigrante (1945))

"Dónde estaba yo cuando descubrí la música
que hace desbordar las flores del día como en un espejo?"
("Documento de los sentidos", de Los espacios cálidos (1952))


"Soy una resonancia de la sombra, y el tiempo
sopla contra las puertas, y manos invisibles
abren grises ventanas, y niños escondidos
oyen el cielo. Sopla la sombra en los aleros
y avanza como un órgano de oscuras catedrales.
Crepuscular sonido de la piedra y las torres.
Sonido de vitrales en llama por el cielo.
Sonido de la furia sobre las sementeras.
Sonido de lejanos juncales vespertinos
que miro en el silencio de los ojos del buey."
(Círculos del trueno, 1953).




"En el sol de la tarde los arpistas
inician una soledad de acacias,
una lejanía del alma
en la libertad de los caballos.
Hubo una mañana de lluvia en la pradera,
y la memoria abrió las chozas
de una húmeda comarca de arcoiris,
donde las palmeras sonaban en una luz de otro tiempo,
confín del sol, pura insistencia del alma en la tristeza,
presencia de una cruz adornada con papeles de colores,
que reúne arpistas nómadas
en el esplendor del año.
Y pasa una bella muchacha a caballo,
sol, entre tus espigas;
y viene la familia que cultiva maíz,
y un niño con un becerro color de chocolate
y el ciego del caserío
que siente en la música de las arpas
la soledad de las acacias.
Este es un tiempo remoto,
y es un tiempo presente,
en el sol de las llanuras.
Pasará el día y pasará el año,
pero los arpistas nómadas le dejarán a la tarde
una vasta soledad de acacias.
"El sol de las arpas" en Por arte de sol (1958).