Einar Goyo Ponte
El egregio violoncellista Yo Yo Ma, posiblemente el más brillante intérprete de ese instrumento en nuestros días, se ha dedicado a pagar su tributo a géneros que desbordan la música académica en la que él labora mayoritariamente en las salas de concierto del orbe entero. Así destacan sus álbumes dedicados a Latinoamérica, uno dedicado a la música de Astor Piazzolla, Soul of the tango, y otro a la de Brasil, con intervención de Paquito d’Rivera, entre otros grandes, Obrigado Brazil. Y en el de la música de cine es protagonista de la hermosa banda sonora de Crouching Tiger, Hidden Dragon (aquí llamada El tigre y el dragón), de Tan Dun, y comparte solos en la delicada partitura del genial John Williams para Memorias de una Geisha, con el también virtuoso del violín Itzhak Perlman. Ahora vuelve por estos terrenos cinematográficos pero en un disco que es más bien un homenaje a uno de los compositores para cine más importantes de nuestra época: Yo Yo Ma plays Ennio Morricone.
El compositor italiano ha sido el responsable de la banda sonora de un número considerable de películas entrañables; memorables, en una medida trascendente, gracias a sus composiciones. En este disco, de 2004, pero llegado recientemente a los anaqueles de las tiendas caraqueñas, el cellista se alía a la Orquesta Sinfonietta de Roma, que el propio Morricone dirige para hacer unas versiones especiales de los temas más reconocibles de un puñado de esos filmes, en arreglos de su propia autoría, para el cellista genial.
El resultado es un disco mágico, que suena como un flujo de melodías incesante, cada una de ellas prendida a un momento inolvidable vivido con sorpresa, con emoción, con llanto, con nostalgia, con nervio, en una sala de cine.
Abre, por supuesto, con una de sus composiciones más famosas: el tema de “Gabriel’s oboe”, del film La misión, de Roland Joffe. El instrumento citado es sustituido aquí por el cello de Ma, y parece que siempre la pieza le hubiese pertenecido.
Enseguida el disco se organiza por “Suites” que cobran el nombre de los directores de los filmes para los que Morricone creó la música. La primera es la Suite Giuseppe Tornatore, y allí sobrevienen el evocador y lacerante tema de la imborrable Cinema Paradiso, el misterio luminoso de The Legend of 1900, la figura felina de Monica Bellucci en Malena,y el tema principal de una película no vista aquí, A pure formality.
Luego viene la Suite Sergio Leone, que contiene los temas recurrentes y tocantes de esa particularísima película de gangsters o poema llamado Erase una vez en América, y un tema, no tan famoso como el principal, de la célebre El bueno, el malo y el feo, pero de extrema felicidad: The Ecstasy of gold.
También hay una Suite Brian de Palma, que recrea los momentos más excepcionalmente poéticos de Casualties of War y la magnífica Los intocables. Cierran el disco la música de dos películas para televisión: Moisés y Marco Polo, más una joya desconocida, dos temas de The Lady Caliph, de la que por desgracia el Cd no da más referencia, pero su música es simplemente arrobadora.
Yo Yo Ma toca todas estas piezas con una pasión, una elegancia, un sentido lírico, una profundidad melódica, que sin duda convierten este disco en una prestación invalorable y excepcional. Y los arreglos y la dirección del propio Morricone logran momentos de ensamblaje y simbiosis realmente sublimes. Es uno de los discos más hermosos escuchados por mí en los últimos años.
Dos de los más grandes músicos contemporáneos encontrándose en el espacio intangible de las evocaciones cinematográficas.
El compositor italiano ha sido el responsable de la banda sonora de un número considerable de películas entrañables; memorables, en una medida trascendente, gracias a sus composiciones. En este disco, de 2004, pero llegado recientemente a los anaqueles de las tiendas caraqueñas, el cellista se alía a la Orquesta Sinfonietta de Roma, que el propio Morricone dirige para hacer unas versiones especiales de los temas más reconocibles de un puñado de esos filmes, en arreglos de su propia autoría, para el cellista genial.
El resultado es un disco mágico, que suena como un flujo de melodías incesante, cada una de ellas prendida a un momento inolvidable vivido con sorpresa, con emoción, con llanto, con nostalgia, con nervio, en una sala de cine.
Abre, por supuesto, con una de sus composiciones más famosas: el tema de “Gabriel’s oboe”, del film La misión, de Roland Joffe. El instrumento citado es sustituido aquí por el cello de Ma, y parece que siempre la pieza le hubiese pertenecido.
Enseguida el disco se organiza por “Suites” que cobran el nombre de los directores de los filmes para los que Morricone creó la música. La primera es la Suite Giuseppe Tornatore, y allí sobrevienen el evocador y lacerante tema de la imborrable Cinema Paradiso, el misterio luminoso de The Legend of 1900, la figura felina de Monica Bellucci en Malena,y el tema principal de una película no vista aquí, A pure formality.
Luego viene la Suite Sergio Leone, que contiene los temas recurrentes y tocantes de esa particularísima película de gangsters o poema llamado Erase una vez en América, y un tema, no tan famoso como el principal, de la célebre El bueno, el malo y el feo, pero de extrema felicidad: The Ecstasy of gold.
También hay una Suite Brian de Palma, que recrea los momentos más excepcionalmente poéticos de Casualties of War y la magnífica Los intocables. Cierran el disco la música de dos películas para televisión: Moisés y Marco Polo, más una joya desconocida, dos temas de The Lady Caliph, de la que por desgracia el Cd no da más referencia, pero su música es simplemente arrobadora.
Yo Yo Ma toca todas estas piezas con una pasión, una elegancia, un sentido lírico, una profundidad melódica, que sin duda convierten este disco en una prestación invalorable y excepcional. Y los arreglos y la dirección del propio Morricone logran momentos de ensamblaje y simbiosis realmente sublimes. Es uno de los discos más hermosos escuchados por mí en los últimos años.
Dos de los más grandes músicos contemporáneos encontrándose en el espacio intangible de las evocaciones cinematográficas.
Aquí los invito, antes de que salgan a buscar el Cd, a escuchar Dinner, de The Lady Caliph, y atestiguen personalmente lo que se intentó describir arriba.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario