jueves, 2 de octubre de 2008

LOS TEMPI MUSICALES (Y II)



Einar Goyo Ponte

En esta segunda entrega dedicada a los tempi musicales, cuya descripción iniciáramos la semana pasada escribiremos sobre los grupos de pulsos moderados, que podríamos entender son aquellos de transición entre los lentos y los rápidos, y el grupo de estos últimos.

Como se puede entender, se trata de una suerte de espectro gradual que va de lo más pausado a lo más acelerado. Ubicaríamos el primero de estos tiempos moderados al Andante, el cual, tal la palabra sugiere, avanza, no tan lento como el grave o el largo, pero no tan veloz como el allegro. Es un pulso mimético del de un paseante. Ejemplo inmejorable es cualquiera de los paradisíacos andantes de los conciertos, sinfonías u obras de cámara mozartianas, casi siempre sus movimientos centrales, así el del Concierto para piano No. 21 o el del K. 229, para arpa, flauta y orquesta. Aquí les cuelgo el primero, famoso por ser soundtrack de una famosa película.





El Moderato es un pulso con más empuje pero aún contenido, lo suficiente para ser atractivo y magnético, igual al subyugante primer movimiento del célebre Segundo concierto para piano y orquesta, de Sergei Rachmaninoff, que pueden escuchar aquí en el click vecino.





El Allegretto, es un tempo que se va acercando a los veloces, pero cuya pausa le insufla solemnidad como en la hermosa 2ª. parte de la 7ª. Sinfonía, de Beethoven, y sus emotivos crescendos (concepto de matiz del que hablaremos en futuras crónicas). Escúchelo en el click que sigue.





Se cierra este grupo con el gentil Andantino, de corte más ligero que su hermano mayor, el Andante. El 4º. movimiento del Quinteto para piano y cuerdas, llamado “La trucha”, que contiene el tema y variaciones que le dan título, es un justamente famoso Andantino. Aquí lo podremos apreciar en un video histórico que nos presenta a los jóvenes Itzhak Perlman, Daniel Barenboim, Jacqueline Du Pré, Pinchas Zukerman y Zubin Mehta ejecutándolo






El primero de los tiempos veloces es el casi infaltable Allegro, el cual, así, sin apellidos, como enseguida veremos, habita en todo concierto barroco, por ejemplo, cualquiera de las aperturas de los Seis de Brandenburgo, de Bach. Se escucha aquí el del No. 3, para cuerdas.





Le sigue el Vivace (vivaz o veloz en italiano), como el eruptivo inicio de la Sinfonía Italiana, No. 4, de Felix Mendelssohn, el cual escuchamos de inmediato, al hacer click en el widget.



Sinfonia Nº 4 - Mendelssohn


Y aún más rápido es el Presto, cuya urgencia podemos sentir en los electrizantes finales de las Sonatas Claro de luna y Appassionata, de Beethoven, o el final del Concierto en sol para piano, de Ravel. Les coloco el de la primera en el próximo click.



Piano Sonata nr 14 in C# Minor, Op 27 Nr 2 Moonlight; Presto Agitato - Beethoven



Todas estas denominaciones tienen variantes de intensidad o carácter que modifican leve o decididamente el valor explicado arriba. Las más frecuentes son Assai (que podríamos traducir por muy en castellano), ma non troppo (pero no demasiado), o Con moto (con fuerza o movimiento), las cuales aplicadas a cualquiera de las vistas aquí y en la anterior, aceleran o retardan, suavizan o intensifican la indicación original. Como los Allegro non troppo iniciales de las . y . sinfonías de Brahms o el Allegro assai, del final de la 40, de Mozart. He aquí el de la segunda brahmsiana, mi sinfonía favorita del alemán, en el click inmediato:





Los compositores románticos gustaron de hacer menciones más subjetivas o anímicas. Así encontramos en Tchaikovsky Allegro con fuoco en su Concierto para piano No. 1, o Andante cantabile, en su 5ª. Sinfonía, o el final en Allegro gentile, del Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, o el Allegro affetuoso, de Robert Schumann, en su Concierto para piano, o más exótico, el Preludio vagaroso e mistico, de las Bachianas Brasileiras No. 9, de Heitor Villa-Lobos.
Las combinaciones son casi infinitas.

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