De esa estremecedora Tosca con la cual se fue despidiendo de los escenarios en la intensa puesta de Zeffirelli. Si la oímos bien, escucharemos a Callas algo más que el aria y la ópera de Puccini. Allí donde otras creen que deben cortar porque no dan más, ella canta y tensa el drama, y somos nosotros, nunca ella, los derrotados, los vencidos por su genio.
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