martes, 18 de noviembre de 2008

DUDAMEL DE FIESTA


Einar Goyo Ponte


Aprovechamos la circunstancia de su nominación al Grammy Latino 2008, de la aclamada grabación Fiesta, de la Orquesta Sinfónica de la Juventud venezolana Simón Bolívar, dirigida por Gustavo Dudamel, como mejor álbum clásico, su tercer disco con el sello alemán Deutsche Grammophon, para comentarlo, a casi un año de su edición. Como ya se sabe, el premio se lo llevó, un poco equívocamente, no por falta de méritos o de valía del artista, Pasión española, de Plácido Domingo, casualmente del mismo sello teutón, sino porque en puridad este último no es un disco de música clásica, sino de coplas hispanas, el cual comentaremos la próxima semana.


Así que, con premio en casa o no, la ocasión es inmejorable para comentar esta Fiesta, de Dudamel y sus huestes juveniles. Es un generoso álbum de más de 70 minutos de música sinfónica latinoamericana, cuya primera virtud es lo acertado y sincrético del programa, mencionar las nacionalidades de las obras no sería justo pues podemos oir ritmos, sones, maravillas caribeñas, precolombinas, venezolanas llaneras, isleñas y negroides, argentinas y hasta de la inmigración hispana en Nueva York.


Todo se inicia con un ominoso Sensemayá, del mexicano Silvestre Revueltas, donde la percusión, nervio central de esta grabación, y los sonidos ancestrales tan extraordinariamente recreados en la orquestación occidental del autor, tienen una incisividad incansable, en el diagrama sonoro de Dudamel. En ese mismo registro de sincretismo sinfónico con lo vernáculo llegan las lecturas de la Margariteña, de Inocente Carreño y el Mediodía en el llano, de Antonio Estévez, trabajadas con un sentido de la orquestación en la mejor tradición interpretativa sinfónica. No superan sin embargo lecturas de otros compatriotas de Dudamel, también grabadas, en ediciones locales más modestas.


Pero yo siento que hay un switch invisible que se activa a partir del Track No 4: el Danzón No.2, del mexicano Arturo Márquez. Entonces se entiende objetivamente el núcleo de la fascinación mundial por Dudamel. Es un director imbuído de una intuición sinfónica de sonoridad al estilo de sus mentores y otros grandes del podio modernos, con una absoluta conciencia de la arquitectura sonora, de las articulaciones tímbricas, y además la concepción abarcante de la magia del micrófono y las técnicas de grabación, pero aplicadas a la ejecución orquestal. De allí los legatissimi casi mahlerianos de esta obra, la rotundidad rítmica, el discernimiento de los metales. Lo mismo encontramos en la matizadísima Fuga con pajarillo, de Aldemaro Romero (la cual puesta por primera vez en un contexto compartido con otras obras venezolanas y latinoamericanas, alcanza su justa dimensión de asombro y excelencia), llena de detalles emocionantes, la arrolladora suite del ballet Estancia, del argentino Alberto Ginastera, que desde el primer compás al exasperante final te aferra con vehemencia a la audición.


Otra de las cimas de la grabación es la impactante y singular ejecución de la Santa Cruz de Pacairigua, de Evencio Castellanos, que ya debería estar en los archivos de las grandes orquestas sinfónicas del mundo, como codiciada pieza de lucimiento sinfónico, tras la audición del Cd, tal es la riqueza, potencia, colorido, fogosidad que Dudamel le arranca genialmente a esta partitura.


El surco final, que registra una de las incontables ejecuciones en vivo de la OSSB, del Mambo del West Side Story, de Leonard Bernstein, evidencia como es capaz Dudamel de convertir a nuestra sinfónica en uno de los mejores ensambles de latin jazz del planeta. Parece que dirigiera Eddie Palmieri o Chico O’Farrill, en lugar del inquieto director sinfónico barquisimetano.


Hoy por hoy, no hay una batuta al sur del Rio Grande, que interprete con más eminencia y genio este repertorio.


Si aún no se han deleitado con el disco, aquí les cuelgo la Fuga con pajarillo, del maestro Aldemaro, mientras lo compran.


05 Fuga con Pajarillo - Dances from the Ballet "Estancia".wma - Orquesta Sinfónica Simón Bolívar-Gustavo Dudamel

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