Einar Goyo Ponte
He recibido el comentario de que algunos términos musicales utilizados con frecuencia en estas crónicas no son siempre de inmediata comprensión, así que usaremos este receso vacacional para ofrecer por entregas un pequeño glosario con los más habituales. Trataré de hacerlos más reconocibles refiriendo a ejemplos procedentes de las más populares obras musicales. A ver cómo nos va.
He recibido el comentario de que algunos términos musicales utilizados con frecuencia en estas crónicas no son siempre de inmediata comprensión, así que usaremos este receso vacacional para ofrecer por entregas un pequeño glosario con los más habituales. Trataré de hacerlos más reconocibles refiriendo a ejemplos procedentes de las más populares obras musicales. A ver cómo nos va.
Arpegio: Un acorde es un grupo de tres o más notas tocadas simultáneamente. Los grandes finales de sinfonías o conciertos suelen componerse de dos o más acordes enérgicos, pero el arpegio es un acorde tocado nota por nota, como pulsando un arpa, de allí el nombre. Un ejemplo clásico es el inicio de la Sonata “Claro de luna”, de Beethoven, que se puede escuchar a continuación haciendo click en el Gadget.
Bajo continuo (o basso continuo): técnica de acompañamiento habitual en música desde 1600 hasta el siglo XVIII. También se llama así al conjunto formado por el clave, los cellos y contrabajos en los conciertos de música barroca como por ejemplo la de Bach o Vivaldi.
Bel canto: Esta frase designa por sinonimia al arte de la ópera, pero entre los siglos XVII y XIX refería a una escuela o estilo de canto sensual y hedonista, lleno de ornamentos, acrobacias y mórbida expresión. Las estratosféricas notas de las arias de la Reina de la Noche en La flauta mágica, de Mozart, podrían ser un claro ejemplo de ello. Aquí las tienen a cargo de la soprano Cristina Deutekom, un poco más adornadas de lo habitual. Hagan click.
Cadencia y cadenza: Fonéticamente similares, estos dos términos no significan lo mismo. La primera es una secuencia o combinación de acordes usadas para dar efectos de puntuación sonora, ritmo o solución musical de una composición, por ejemplo los cinco acordes frenéticos con los que termina la Novena Sinfonía, de Beethoven; la segunda es la designación del pasaje de improvisación o de virtuosismo en solitario del solista de un concierto.
Diminuendo: Disminución gradual de la intensidad de un sonido. Es el efecto que logra Mahler al comienzo de su 5ª. Sinfonía, con su Marcha Fúnebre. Escuchemos ese momento en versión de Leonard Bernstein y la Filarmónica de Viena en el próximo click.
Disonancia: Es cuando un sonido, un acorde, parte de una melodía da la impresión de “desentonar”, o sea no sonar de manera consonante, agradable. Puede ser deliberado o accidental. Casi toda La consagración de la primavera, de Stravinsky es una genial disonancia. Aquí colgamos uno de sus intrincados pasajes. Óyelo haciendo click.
Falsete: Es el canto en un registro más alto del rango de cada voz usando un sonido”falso”, sin apoyo de la respiración diafragmática que usa la mayoría de los cantantes. Se utilizan los resonadores de la cabeza. Los hoy llamados contratenores, antes sopranistas o contraltistas, cantan todos en un sofisticado “falsetto”. Como ejemplo colgamos un pasaje de Carmina Burana, de Carl Orff, donde el barítono pasa sin transición de su voz impostada y plena a la voz de falsete con resonancia. Quizás a la primera audición no sea absolutamente perceptible, pero un par de veces después le será más que evidente. Haga Click.
Fuga: Composición contrapuntística, basada en la imitación: un tema es seguido por otro idéntico, tocado o cantado en canon, y este por otro idéntico, y así sucesivamente dando la impresión de estar huyendo o persiguiéndose entre sí. Todo el material en ritmo de chacona de la segunda parte de la Tocata y fuga en re, de Bach es un perfecto ejemplo. Puede apreciarse claramente a partir del minuto 2:45 del gadget que colgamos aquí.
Glissando: En plural glissandi. Significa literalmente “deslizando”. Es el efecto logrado en arpa y piano al deslizar la mano rápidamente por cuerdas y teclas, o demás instrumentos pulsables. Al oído da un efecto de sonido que se resbala o desmaya. Abundan en la 4ª. y 5ª. sinfonías de Mahler, en La Valse, de Ravel o en el Capricho español, de Rimsky-Korsakov. Aquí les cuelgo el famoso Adagietto, de la 5a. de Mahler, donde, aunque lleno del efecto, es particularmente diáfano alrededor del minuto 6:30 de la grabación que aquí dirige Zubin Mehta.
Más en una próxima entrega.
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