Edgar Villanueva (Londres)
La soprano francesa y el tenor peruano transformaron las representaciones de la ópera La Fille du Régiment en una literal "gozadera". Esta triunfante nueva producción de la Royal Opera de Londres podrá verse también en los teatros líricos de Viena y Nueva York.
Un elenco soñado por cualquier teatro de ópera no podía decepcionar: La hija del Regimiento, ópera comique en dos actos de Gaetano Donizetti (1797-1848) volvió al escenario del Covent Garden de Londres, este enero del 2007, convirtiéndose en el primer exitazo del año para el coliseo británico.
La soprano francesa Natalie Dessay (Lyon, 1965) asumió por primera vez en su carrera el rol que da título a la deliciosa obra, acompañada del tenor peruano Juan Diego Florez, (Lima, 1973) pletórico de medios, en una parte que ya ha cantado antes y parece -con el perdón de Pavarotti- haber sido escrita para él.
La química entre los protagonistas funcionó. La pareja, aparte de exhibir un canto modélico, rebosó humor, frescura y naturalidad (esta última característica bien difícil de alcanzar en un espectáculo como la ópera).
Completaron el elenco el bajo Alessandro Corbelli como un simpático y efectivo Sargento Sulpice y la mezzo Dame Felicity Palmer. Esta última, auténtico monstruo de la versatilidad, firmó una inolvidable creación como la Marquesa de Berkenfield. A destacar también el Hortensius del barítono Donald Maxwell y la contundente Duquesa de Crackentorp de la actriz Dawn French.
Vocal e histriónicamente destacado el coro, y muy ajustada al estilo belcantista la orquesta de la Royal Opera, dirigidos en la ocasión por el especialista Bruno Campanella. Su versión, de sonido más italiano que francés, tiene el hoy por hoy raro mérito de haber permitido el lucimiento de las voces, sin decaer en el ritmo ni en la narración musical.
Estrenada en París en 1840, La Fille es una típica opera-comique, género que alterna números musicales con dialogos hablados en la lengua de Moliére.
La puesta en escena de Laurent Pelly, no recurrió a reinterpretaciones incomprensibles, cambios de época arbitrarios o chistecitos agregados para arrancar la risa fácil del público. El puestista se remitió con todo acierto a presentarnos la ópera desde su relato central: una historia de amor ingenua y lacrimógena en un escenario bélico.
La Fille tiene mucho de telenovela: hijos perdidos, amores prohibidos, secretos postergados o no revelados y diferencias de clase, en un escenario en el que "la guerra" tiene un cariz gentil y anecdótico, desgraciadamente muy alejado del horror que en realidad alberga .
Contribuyen a destacar el aspecto "light" del espectáculo la escenografía de Chantal Thomas y el vestuario del propio director escénico.
Alardes
El momento más esperado por los operómanos era el jubiloso "Ah mes amis" a cargo del tenor, conocida como "el aria de los nueve Do". Juan Diego Florez derrochó vigor, musicalidad y frescura en todos los momentos de la escalofriante y acrobática parte, atacada con insolente precisión y coronada con un prolongado agudo final que hizo delirar a la sala. El público, agradecido, obsequió al tenor con casi 10 minutos de cerrada ovación.
La Dessay, cuya desaparición del universo lírico ha sido anunciada por los agoreros en más de una oportunidad (fue operada de nódulos en la garganta hace unos tres años, y se temia una recaída) despejó todas las dudas sobre su salud vocal. Su voz no es la misma que plantaba cara a los estratosféricos agudos de hace una década, pero su delicioso timbre, correctísima proyección e irreprochable musicalidad revelan a una verdadera artista. A esto hay que añadirle su extraordinaria capacidad histriónica. Dessay no sólo canta, crea un personaje: su Marie, absolutamente creíble, está caracterizada en la línea de una Pippi Calzas Largas. Sus interpretaciones de "Il faut partir" en el acto I y el jubiloso "Salut a la France" que cierra la ópera fueron simplemente memorables.
Florez y Dessay se reencontrarán en este mismo montaje, una coproducción de la Royal Opera londinense con Opera de Viena y el Metropolitan de Nueva York, que reunirá en aquellas ciudades la deslumbrante pareja protagonista.
La Fille du Régiment es un título con una gran tradición en Covent Garden, donde fue cantada, entre otros, por Dame Joan Sutherland y Luciano Pavarotti en unas míticas funciones en 1966, dirigidas por Richard Bonynge.
(Fotografía de Jonathan Williams: jonathan@arenapal.com)
Un elenco soñado por cualquier teatro de ópera no podía decepcionar: La hija del Regimiento, ópera comique en dos actos de Gaetano Donizetti (1797-1848) volvió al escenario del Covent Garden de Londres, este enero del 2007, convirtiéndose en el primer exitazo del año para el coliseo británico.
La soprano francesa Natalie Dessay (Lyon, 1965) asumió por primera vez en su carrera el rol que da título a la deliciosa obra, acompañada del tenor peruano Juan Diego Florez, (Lima, 1973) pletórico de medios, en una parte que ya ha cantado antes y parece -con el perdón de Pavarotti- haber sido escrita para él.
La química entre los protagonistas funcionó. La pareja, aparte de exhibir un canto modélico, rebosó humor, frescura y naturalidad (esta última característica bien difícil de alcanzar en un espectáculo como la ópera).
Completaron el elenco el bajo Alessandro Corbelli como un simpático y efectivo Sargento Sulpice y la mezzo Dame Felicity Palmer. Esta última, auténtico monstruo de la versatilidad, firmó una inolvidable creación como la Marquesa de Berkenfield. A destacar también el Hortensius del barítono Donald Maxwell y la contundente Duquesa de Crackentorp de la actriz Dawn French.
Vocal e histriónicamente destacado el coro, y muy ajustada al estilo belcantista la orquesta de la Royal Opera, dirigidos en la ocasión por el especialista Bruno Campanella. Su versión, de sonido más italiano que francés, tiene el hoy por hoy raro mérito de haber permitido el lucimiento de las voces, sin decaer en el ritmo ni en la narración musical.
Estrenada en París en 1840, La Fille es una típica opera-comique, género que alterna números musicales con dialogos hablados en la lengua de Moliére.
La puesta en escena de Laurent Pelly, no recurrió a reinterpretaciones incomprensibles, cambios de época arbitrarios o chistecitos agregados para arrancar la risa fácil del público. El puestista se remitió con todo acierto a presentarnos la ópera desde su relato central: una historia de amor ingenua y lacrimógena en un escenario bélico.
La Fille tiene mucho de telenovela: hijos perdidos, amores prohibidos, secretos postergados o no revelados y diferencias de clase, en un escenario en el que "la guerra" tiene un cariz gentil y anecdótico, desgraciadamente muy alejado del horror que en realidad alberga .
Contribuyen a destacar el aspecto "light" del espectáculo la escenografía de Chantal Thomas y el vestuario del propio director escénico.
Alardes
El momento más esperado por los operómanos era el jubiloso "Ah mes amis" a cargo del tenor, conocida como "el aria de los nueve Do". Juan Diego Florez derrochó vigor, musicalidad y frescura en todos los momentos de la escalofriante y acrobática parte, atacada con insolente precisión y coronada con un prolongado agudo final que hizo delirar a la sala. El público, agradecido, obsequió al tenor con casi 10 minutos de cerrada ovación.
La Dessay, cuya desaparición del universo lírico ha sido anunciada por los agoreros en más de una oportunidad (fue operada de nódulos en la garganta hace unos tres años, y se temia una recaída) despejó todas las dudas sobre su salud vocal. Su voz no es la misma que plantaba cara a los estratosféricos agudos de hace una década, pero su delicioso timbre, correctísima proyección e irreprochable musicalidad revelan a una verdadera artista. A esto hay que añadirle su extraordinaria capacidad histriónica. Dessay no sólo canta, crea un personaje: su Marie, absolutamente creíble, está caracterizada en la línea de una Pippi Calzas Largas. Sus interpretaciones de "Il faut partir" en el acto I y el jubiloso "Salut a la France" que cierra la ópera fueron simplemente memorables.
Florez y Dessay se reencontrarán en este mismo montaje, una coproducción de la Royal Opera londinense con Opera de Viena y el Metropolitan de Nueva York, que reunirá en aquellas ciudades la deslumbrante pareja protagonista.
La Fille du Régiment es un título con una gran tradición en Covent Garden, donde fue cantada, entre otros, por Dame Joan Sutherland y Luciano Pavarotti en unas míticas funciones en 1966, dirigidas por Richard Bonynge.
(Fotografía de Jonathan Williams: jonathan@arenapal.com)
Escucha el aria "A mes amis", de La fille du regiment, con Juan Diego Flórez, en Audibilis, más abajo en el Soundtrack
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