sábado, 3 de noviembre de 2007

CARTA ABIERTA A JOAN MANUEL SERRAT



Estimado Joan Manuel:
Un servidor, Harry Almela Sánchez, vecino de Maracay, Aragua, hijo de Blanca y de José, de profesión imprecisa, natural de Caracas, hoy viernes 12 de octubre de 2007, con la fuerza que aún me queda y para rato, a pesar de los embates de la lista Tascón y de los muchos amigos de los que me he distanciado, atentamente te expone dos puntos.
Tomando en cuenta lo que ya debes saber por vía de los diarios, en relación con lo que está pasando en esta Venezuela donde las manzanas sí huelen pero a Dinamarca, quisiera recordarte tus días remotos de Els setze jutges, de tu encierro voluntario en Monserrat en protesta por el derecho a la vida; de lo mucho que te costó renovar tu pasaporte en su momento, así como los incidentes que viviste cuando tu viaje a Chile en medio del terror de la dictadura militar. Quisiera recordarte (aunque de pronto esté de más) lo que ha costado política, social y culturalmente a España y a la Catalunya de las cuatro barras, el duro infierno que se inicia el 18 de julio de 1936 y culmina por la gracia de Dios el 20 de noviembre de 1975, manu militari de por medio. Como sabes, todavía lo andan gritando siempre que pueden y lo andan pintando por las paredes. Quisiera también anunciarte que la Tierra ya cayó en manos de unos locos con carné; que eso acá ha dejado de ser letra de canción para convertirse en tragicómica telenovela cotidiana desde hace ya demasiados años. Que en medio de la lucha asimétrica entre vaqueros del norte y del sur que también existe, resulta bochornoso verles fanfarronear a ver quién es el que la tiene más grande, y nosotros en el medio de semejante reyerta callejera. Que los que acá mandan se gastan más de lo que tienen en coleccionar espías, listas negras, camionetas Hummer y arsenales, mientras bajito cuérdica firman papélicos y lavan sus mánicos como Piláticos. Que todos los fines de semana cuentan los muérticos de los encuéntricos con la delincuencia, como si fueran los propios frivólicos y bataclánicos.
Así que si piensas venir junto a tu primo Joaquinito a cantar ambos a esta lejana tierra mía, de cambalache y siglo XXI, problemático y febril, medítalo bien. Si vienes, no te está permitido opinar acerca de nada (ni a favor ni en contra de la actual situación política del país) para mantener contentos a ambos bandos de tus seguidores. Tendrás que estar atento a las voces de la calle y no a las del diccionario oficial. Deberás también pasar por alto el acto de censura contra Alejandro Sanz, cuya música no escucho sino en las camioneticas de vez en cuando, pero cuyos derechos respaldo sin condiciones. Como bien lo sabe Joaquín, el caballo de Atila no sabe trotar sin hollar azulejos silvestres. Que no permita la Virgen que tengas el poder de pasar estas cosas por alto, independientemente que el concierto de Sanz se realice o no.
Todo esto es una gracia que espera merecer del recto proceder tuyo y de Joaquín, quienes (entiendo) no suelen llamarse a engaño por un puñado de dólares. Tú decidirás lo que esté mejor, y lo acepto. Bastante mayorcitos somos todos para suponer otra cosa.
Tengo bastante claro que está en manos de los venezolanos tomar las medidas pertinentes y llamar al orden a nuestros chapuceros de ambos bandos que lo dejan todo perdido, en nombre del personal. Que debemos hacerlo urgentemente para que no sean necesarios más héroes ni más milagros para adecentar el local.
Ya para terminar, quiero comunicarte (por si no lo sabes) que nuestro común amigo y mejor músico Henry Martínez decidió hace meses irse definitivamente del país, por esto y muchas deficiencias más, que en un anexo se especifican.

Tu fan de siempre,
Harry Almela

* Escritor venezolano. Autor de libros de poesía, narrativa y ensayos. Cantigas, Patria forajida, Instrucciones para armar el mecano, Ventana de emergencia, entre otros.

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